EL Rincón de Yanka: SISTEMA PRO-ZOMBI

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viernes, 21 de septiembre de 2007

SISTEMA PRO-ZOMBI


"Una familia feliz no es sino un paraíso anticipado".
Sir John Bowring

"Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente".
Confucio

"Se comienza en ser buenos padres,
quince o veinte años antes de serlo"
Yanka

CATATONISMO SOCIAL
Panem et circenses (Pan y Circo) = DEMAGOGIA Y TELEBASURA

(literalmente, pan y juegos del circo) es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno o de un sistema que para mantener tranquila o entretenida a la población u ocultar hechos importantes o controvertidos provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas.

Igual que se habla de pensamiento débil, Estado mínimo, fragmentación de partidos políticos, desintegración familiar y época postlaboral, ahora comienza a hablarse de sociedad débil, ruptura de lazos sociales, malestar cívico y hasta de sociedad CATATÓNICA.
Los hechos parecen demostrar que a mayor progreso económico, a mayor disposición de bienes y servicios, a mayor capacidad de consumo, las personas se tornan individualistas, egoístas, violentas, desconfiadas, de modo que dejan de interesarse en los demás, en los problemas y proyectos comunes, en la vida cívica y política, y construyen conglomerados CATATÓNICOS, esto es, grupos humanos ensimismados, desinteresados del mundo exterior. Pero que así se den las cosas no significa que así deban ser y mucho menos que debamos resignarnos o darnos por vencidos.


"Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades la vida será violenta y todo estará perdido". El Gran Dictador, Charles Chaplin
Ciertamente vivimos una crisis de vínculos afectivos, familiares, laborales y sociales. Se puede decir, incluso, que estamos inmersos en una sociedad fragmentada y dividida en la que paulatinamente se ha ido perdiendo el sentido de humanidad: la responsabilidad por el prójimo y por la sociedad, la búsqueda de condiciones cada vez más humanas para todos, el reconocimiento y defensa de los derechos humanos, la promoción de valores éticos objetivos...
Asimismo, es un hecho que las condiciones del trabajo han cambiado sustancialmente, pues de la época en que el trabajo estable daba cohesión a la sociedad, —precisamente porque era una escuela de aprendizaje, de relación humana, de ayuda mutua, de compañerismo y de acción social—, hemos pasado al trabajo inseguro, inestable, precario, y los lugares de trabajo muchas veces se constituyen en espacios de competencia, de lucha por la sobrevivencia, de egoísmos, de «sálvese quien pueda».



El catatónico es quizás una de las enfermedades más angustiosas que existen. La persona que la sufre está encerrada en su propio mundo y le cuesta mucho interactuar con los demás. La pena es que cada vez hay más catatónicos sociales. No son personas que sufran una enfermedad de la mente que les impida relacionarse con otros. Son hombres y mujeres que a fuerza de no desarrollar auténticas relaciones humanas ajenas a la cosificación predominante en una sociedad que ya está enraizada en valores neopaganos y hedonistas, han perdido la capacidad de establecer auténticas amistades, auténticas relaciones de pareja que conduzcan a matrimonios estables.

Quien pierde la capacidad de demostrar sentimientos verdaderamente humanos, que no sean meramente un afán por el contacto sexual o una idolatrización de lo meramente lúdico, se convierte en un enfermo espiritual y social. De la misma manera que la mirada de un catatónico tiende a ser vacía, el corazón de los catatónicos sociales está vacío. Lo miras y no encuentras nada. Ha perdido su capacidad de transmitir vida.


Por eso, necesitamos crear y renovar el anhelo de una vida buena, digna y verdaderamente humana para todos. Necesitamos recuperar el cuidado y la responsabilidad de los demás; necesitamos volver a pensar que el bien común se construye con la participación y la responsabilidad de todos. Si todo esto es deseable a nivel meramente humano, para los cristianos es exigible en nombre de la caridad, que no es limosna ni graciosa dádiva, sino amor, solidaridad, responsabilidad. En efecto, nadie puede decir que ama a Dios si no ama, trabaja, se compromete, cuida y responde personal y socialmente por el prójimo, es decir, por seres humanos concretos.

La mejor medicina para el catatónico social es el evangelio pero ¿cómo recetar píldoras de espiritualidad cristiana a quien empieza por no reconocer que está enfermo?
Es tarea nuestra el anunciar que existe ese mal, que afecta a mucha más gente de la que se quiere reconocer y que conocemos el remedio perfecto para sanarlo.
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"Hay cada vez más zombis que dejan de "VER" los reflejos infinitos de comunión de la "VIDA", para encerrarse sólo en el ensimismado mirarse al espejo de su propio vacío superficialista.". Yanka


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* Ver: "Kangili-Kangili"



El pulso: la llamada del Apocalipsis: Un pulso misterioso comienza a transmitir, a través de las redes de celulares, una señal que provoca una rabia homicida que desata un caos apocalíptico. En una Boston en llamas, el novelista Clayton Riddell se une con Tom McCourt, un conductor de tren, en un intento de salir de la ciudad por los túneles del metro. A cada paso tendrán que defenderse de los `zombies` que los acechan.