EL Rincón de Yanka: LAS EXPERIENCIAS CUMBRE

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jueves, 7 de febrero de 2008

LAS EXPERIENCIAS CUMBRE

Vivir esta experiencia mística (experiencia con el Misterio),
plenificante y humanizadora.
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Hoy el mundo necesita más que nunca de una vuelta
a la contemplación...
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"LA IGLESIA NECESITA FUEGO EN EL CORAZÓN,
PALABRA EN SUS LABIOS Y PROFECÍA EN SU MIRADA.
LA IGLESIA NECESITA UN PERENNE PENTECOSTÉS"
Paulo VI
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El verdadero profeta de la Iglesia del futuro será aquel
que venga del "desierto"
como Moisés, Elías, el Bautista, Pablo y sobre todo Jesús,
cargados de mística y con ese brillo especial que sólo tienen
los hombres acostumbrados a hablar con Dios
cara a cara.
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La espiritualidad es el nivel de la experiencia humana más fascinante y a la vez el más difícil de describir y definir. Las preocupaciones espirituales son una parte central de la vida; no obstante, no existe una ubicación física identificable donde residan nuestras sensibilidades espirituales. Pero en nuestros corazones y nuestras mentes sabemos que la dimensión espiritual de la vida es importante y real.
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La persona, por naturaleza, tiene necesidad de una experiencia verdadera, profunda y abarcadora de la realidad que le permita descubrir su propio yo multidimensionalmente trascendente con respecto a la naturaleza, a sus semejantes, al mundo de los valores, y también con respecto a sí mismo aunque, paradójicamente, sea este "mundo propio" el más difícil de descifrar.
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Esta experiencia, produce encuentros personales con el sentido, que ocupan un lugar importante en la vida. Se gestan en el interjuego de lo propio y de lo ajeno. Esto es algo que se descubre en una vivencia y es el punto de partida para reconocer la vida recibida y la presencia del "sentido"como generador de "esperanza". Aquí se reconoce el efecto terapéutico del sentido
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La relajación espiritual implica algo más que reducir la tensión. Es integradora y positiva. Solo viene a través de la experiencia espiritual directa. Las experiencias espirituales están basadas en la fe y la confianza y las alientan. Al crecer la fe y la confianza, somos capaces de participar en prácticas espirituales como la oración y el rendir culto.
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Podemos organizar nuestras vidas alrededor de pautas éticas y abrazar un sistema que aliente el desarrollo de nuestro potencial más elevado. Contaremos con un sistema de creencias que nos ayudará a comprender y a habérnoslas con nuestra propia muerte y con la de aquellos a los que amamos. Existen muchos tipos de experiencias espirituales, que van desde un momento de paz durante la oración a un instante trascendente mientras se observa la belleza de la naturaleza.
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Las experiencias espirituales pueden aparecer durante el sueño, en la oración, a través de las compañías, cantando leyendo y estudiando las sagradas escrituras o bien mediante la contemplación y la meditación. Estas experiencias nos confieren la capacidad de comunicarnos y relacionarnos con un poder o espíritu que está, a la vez, más allá de nosotros y en nuestro propio interior. Otra dimensión de la relajación espiritual es la emergencia de un sentido y dirección en nuestra vida. Sentimos que tenemos un papel que desarrollar, una tarea que completar y deberes que llevar a cabo.
Al progresar en nuestro crecimiento espiritual, podemos sentirnos inspirados a alcanzar metas, a aceptar ciertos desafíos, a abordar problemas e injusticias existentes en el mundo. Con integración espiritual comprendemos que estamos satisfaciendo a un destino más grande que nosotros mismos. Interiorizar pautas éticas y prácticas refuerza nuestra conciencia, otorgándonos claridad para discernir entre lo correcto y lo incorrecto. Al vivir de acuerdo con esas pautas, nuestra voluntad se refuerza. Nuestra mente y emociones no se ven debilitadas por el conflicto.
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Las personas con profundas creencias espirituales pueden enfrentarse mejor a diversos sucesos estresantes. Son más resistentes. Parecen sentirse apoyadas para lidiar con las dificultades de la vida. Cuentan con una capacidad mayor para percibir las situaciones difíciles como una llamada al crecimiento espiritual. La relajación espiritual tiene un efecto beneficioso sobre el bienestar. Las personas con profundas creencias espirituales sufren de depresión y ansiedad en menor proporción. Una vida orientada espiritualmente tiene un impacto positivo en la salud física, disminuye la presión arterial, las posibilidades de contraer una enfermedad cardiovascular y el cáncer. Estos efectos beneficiosos se hacen visibles cuando las personas perciben el reino espiritual como una fuente de amor y compasión. La relajación espiritual activa el proceso de autorrealización. Es probable que las personas con un enfoque espiritual se preocupen menos por las necesidades fisiológicas y de seguridad, ya que cuentan con la fe de que sus necesidades serán colmadas.
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Eso les libera de la tarea de dedicarse a la consecución de ideales y propósitos externos. La relajación espiritual aumenta la posibilidad de tener lo que el famoso psicólogo Abraham Maslow denominó experiencias cumbre. Son momentos de integración espiritual, de claridad y de conciencia. En una experiencia cumbre se manifiesta la naturaleza trascendente y sagrada de la vida, y se percibe la unidad subyacente tras la complejidad y las contradicciones de la vida.
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Las experiencias cumbre alientan el proceso de auto desarrollo. Las experiencias cumbre verifican de manera espectacular la realidad del nivel espiritual. Refuerzan la confianza y la fe. Hacen cambiar la propia perspectiva respecto del propio ser y de la naturaleza del mundo. Esas experiencias nos abren a una perspectiva espiritual más profunda. Los efectos de la relajación y de la integración espiritual son profundos. La relajación espiritual opera al nivel más sutil, y no obstante, influye en todos los demás niveles.
M. García