EL Rincón de Yanka: DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: TOD@S SOMOS HIJ@S DE DIOS

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sábado, 9 de enero de 2016

DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: TOD@S SOMOS HIJ@S DE DIOS

Para DIOS, TODOS SOMOS sus hijos,
menos para los fundamentalistas


Mt 5, 7.Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.8.Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.9.Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.



«Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.

Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan,

para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?
Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. Mt 5, 43-48


«Vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob, mientras los hijos del Reino se quedarán fuera en las tinieblas.» Mt 8,11



Hch 10:
15. La voz le dijo por segunda vez: «Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano.»
16. Esto se repitió tres veces, e inmediatamente la cosa aquella fue elevada hacia el cielo.
17. Estaba Pedro perplejo pensando qué podría significar la visión que había visto, cuando los hombres enviados por Cornelio, después de preguntar por la casa de Simón, se presentaron en la puerta;
22. Ellos respondieron: «El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, reconocido como tal por el testimonio de toda la nación judía, ha recibido de un ángel santo el aviso de hacerte venir a su casa y de escuchar lo que tú digas.»
23. Entonces les invitó a entrar y les dio hospedaje. Al día siguiente se levantó y se fue con ellos; le acompañaron algunos hermanos de Joppe.
24. Al siguiente día entró en Cesarea. Cornelio los estaba esperando. Había reunido a sus parientes y a los amigos íntimos.
25. Cuando Pedro entraba salió Cornelio a su encuentro y cayó postrado a sus pies.
26. Pedro le levantó diciéndole: «Levántate, que también yo soy un hombre.»
27. Y conversando con él entró y encontró a muchos reunidos.

36. «El ha enviado su Palabra a los hijos de Israel, anunciándoles la Buena Nueva de la paz por medio de Jesucristo que es el Señor de todos.
37. Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo;
38. cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él;
39. y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; a quien llegaron a matar colgándole de un madero;
40. a éste, Dios le resucitó al tercer día y le concedió la gracia de aparecerse,
41. no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos.
42. Y nos mandó que predicásemos al Pueblo, y que diésemos testimonio de que él está constituido por Dios juez de vivos y muertos.
43. De éste todos los profetas dan testimonio de que todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados.»
44. Estaba Pedro diciendo estas cosas cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban la Palabra.
45. Y los fieles circuncisos que habían venido con Pedro quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre los gentiles,
46. pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios. Entonces Pedro dijo:
47. «¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?»

48. Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedase algunos días.

EL MACROECUMENISMO: 

EL ECUMENISMO DE DIOS, 

No podemos mirar el mundo ni enfocar nuestra vida desde la visión exclusiva de una raza, una cultura, pueblo o Iglesia. Nos sentimos ciudadanos del mundo, peregrinos de la historia total, responsables de la universalidad del cosmos, hermanos y hermanas de todas las criaturas.

El ecumenismo de Dios nos impide absolutizar mediaciones tales como nuestra propia Iglesia o nuestra religión. Nuestra pertenencia a una Iglesia no agota ni expresa adecuadamente nuestra pertenencia fundamental, nuestro «lugar social religioso»13, que no es ya el pequeño mundo de una confesión particular, sino –a imagen y semejanza de Dios- el amplio ámbito macroecuménico, el universo de las religiones, la Humanidad buscadora de Dios. Cada vez más, hoy, para ser religioso hay que serlo intrerreligiosamente, y macroecuménicamente.

El macroecumenismo de la misión cristiana
La nueva experiencia de Dios que hemos hecho… a través del redescubrimiento de Jesús, nos hace sentir también el macroecumenismo de la misión del cristiano. Hablamos de la misión fundamental de todo cristiano, más allá de toda vocación o carisma particular.

Esta misión consiste en «vivir y luchar por la Causa de Jesús, por el Reino», y ésa es, evidentemente, una misión máximamente macroecuménica. Porque el Reino es vida, verdad, justicia, paz, gracia, amor... entre todos los hombres y mujeres, entre todos los pueblos, y comunión de ellos y ellas con la naturaleza y con Dios. La misión de que nos sentimos investidas las personas cristianas es vivir y luchar por esta Utopía.
Ahora bien, esta misión no es otra que la de toda persona humana.

Nuestra tarea como cristianos no es otra que la que nos compete como personas. En principio los cristianos no tenemos una misión propia, específica, distinta, reservada, sólo viable para los iniciados. Nuestra vocación coincide con la vocación humana, porque nuestro sueño coincide con el sueño de Dios.

Siendo lo que somos, personas cristianas, no nos sentimos pertenecientes a una facción, a un particularismo filosófico o teológico, a una secta que nos sustraiga de las grandes preocupaciones y perspectivas. Nuestras Causas son las Grandes Causas de la Humanidad, Causas y Sueños de todos los pueblos, Causas y Sueño también de Dios.

Por eso, siempre que los hombres o mujeres, en cualquier circunstancia o situación, bajo cualquier bandera, trabajan por las Grandes Causas del Reino (amor, justicia, fraternidad, libertad, vida...) están cumpliendo el sentido de su vida, están haciendo la voluntad de Dios, están luchando por la Causa de Jesús. Por el contrario, no siempre que las personas se declaran
cristianas y viven y luchan por sus Iglesias están haciendo la voluntad de Dios. No será otro el criterio escatológico por el que Dios juzgará a los seres humanos (Mt 25, 31ss): un criterio totalmente macroecuménico, no confesional, no eclesiástico, ni siquiera «religioso».

Común a todo ser humano
Esta «gran misión cristiana» que creemos que es común con la misión de todo ser humano, no dejamos de vivirla con nuestra propia luz de fe cristiana, con nuestra propia tradición. Hemos valorado mucho siempre nuestra propia tradición religiosa, como han hecho todas las religiones. Y como ellas también, hemos exagerado su valor cuando hemos absolutizado muchos elementos que eran realmente relativos, y cuando nos hemos considerado a nosotros mismos como el propio centro del universode las religiones... Hoy consideramos que la luz de nuestra fe es una luz «superior», porque viene de arriba, pero no es una luz superior a las demás
por principio, sino una luz más entre las muchas luces de Dios que iluminan a la Humanidad, y cuya superioridad habrá que analizar a posteriori comparativamente con las demás luces, con mucho realismo y objetividad. Macroecuménicamente, valoramos todas las luces que iluminan a todos los seres humanos que vienen a este mundo.

En relación con los otros
Por esta coincidencia entre la misión cristiana y la misión humana, nos sentimos bien en cualquier sociedad humana abierta. No necesitamos vivir en sociedades aparte, ni en sociedades cristianas, de régimen de cristiandad, porque lo que para nosotros importa no es el «decir ‘Señor, Señor’», sino estar a favor del proyecto de Dios. Nos sentimos llamados a colaborar con todos los que buscan la verdad y el amor, aunque no sean cristianos, ni siquiera creyentes. Nos alegramos de todo lo bueno que en el mundo fermenta, y nada humano lo consideramos ajeno a nosotros mismos, o irrelevante para una mirada atenta a la presencia de la salvación. El mundo, la sociedad, la historia, son nuestro propio ambiente vital, como ciudadanos del mundo y responsables de la sociedad, de su proyecto, de su misma esperanza... Ese mundo es el campo en el que nos sentimos llamados a realizarnos plenamente. Podemos y debemos colaborar con todos, sin visiones chauvinistas ni ópticas monocromáticas.

No dejamos de tener una identidad cristiana específica, pero es una diferencia accidental añadida y que no nos separa del mundo, sino que nos reenvía a él. Nuestra gran referencia no es esa identidad cristiana ni ninguna otra referencia confesional diferenciante, sino la «gran misión humana», la común vocación de constructores de la Utopía, luchadores por las Grandes
Causas. Ante Dios, lo que importa no será ser cristiano, judío, musulmán, hindú o sintoísta... sino haber gastado la vida en pro de las Grandes Causas.

A diferencia de otros tiempos en los que los cristianos hemos medido todo lo ajeno con la medida de nuestros propios valores, hoy valoramos lo que no es cristiano reconociendo su valor intrínseco, por sí mismo. No llamamos a nadie «cristiano anónimo», ni a ningún valor lo llamamos «Verbo sembrado», ni «semillas del Evangelio» o «preparación evangélica». No importa que las personas sean cristianas o no, sino que sean ciudadanas del Reino. Y sus valores no valen por la participación que tengan de nuestros propios valores, sino de la que tengan en los valores de Dios mismo, fuente de todo bien.

El conflicto en la misión cristiana
Pero también nos encontramos con la oposición y el conflicto. Hay quienes se oponen a los intereses comunes de la comunidad humana a favor de sus propios intereses egoístas y opresores. Unas veces somos combatidos, otras debemos luchar y oponernos. A veces somos perseguidos por nuestra fe, y otras veces somos nosotros los que sentimos la necesidad de criticar la actitud de nuestra propia Iglesia o religión. El conflicto forma parte de la historia y de nuestra vida.

Ahí, nuestra actitud macroecuménica nos hace saltar por encima de fronteras chauvinistas entre «los nuestros y los otros», haciéndonos medir nuestras solidaridades y oposiciones en función de la utopía del Reino. También aquí el reinocentrismo es la medida de todo. Nos sentimos más unidos a aquellos que, aun sin ser de nuestra religión, sin referencia a Cristo o sin fe explícita en Dios, luchan por su Utopía (que nosotros llamamos Reino en lenguaje bíblico cristiano) y por tanto se posicionan a favor de la justicia, a favor de los pobres y de la liberación integral, que a aquellos que tal vez con el nombre de Cristo Rey en los labios, se posicionan a favor de la injusticia y la opresión, y se oponen a los pobres.

Si nuestra verdadera pasión es la llegada del Reino, y todo lo medimos ecuménicamente con esta medida –como decimos-, nos sentiremos más unidos a aquél que realiza la Causa de Jesús aun sin conocerlo, que a aquellos que -quizá incluso en su nombre- se oponen a ella.

Esto es tremendo, pero es real. Y es evangélico. Jesús mismo sentía esa mayor cercanía. Él se identificó más con el samaritano que con el sacerdote y el levita, más con la liberación de los pobres que con el culto del templo (Lc 10, 25ss), más con los pecadores humildes que con los fariseos satisfechos de sí (Lc 15, 11-32; Mt 21, 31-32), más con el que hace la voluntad de Dios que con el que dice «Señor, Señor» (Mt 7, 21), más con los que dan de comer al hambriento, aun sin conocerlo (a Él) (Mt 25, 31ss), que con los que hicieron milagros en su nombre (Mt 7, 22), más con el que decía que «no» pero hacía la voluntad del padre que con el que decía que «sí» pero no la hacía (Mt 21, 28-32).



a) Para una actitud de pluralismo religioso

-Vivir el diálogo religioso en primer lugar dentro de mí mismo personalmente, y dentro de mi propia comunidad, como una actitud de querer escuchar y aprender de otras religiones, estar abierto a conocerlas, deponer toda actitud de dogmatismo a priori, acoger críticamente las quejas contra nuestra religión, reconocer sus límites y sus pecados, y aceptar la posibilidad de una revisión de mis esquemas “tradicionales”. Practicar pues un diálogo religioso dentro de mí mismo, de nuestra comunidad, “intra-diálogo” (Panikkar).

-Estudiar en mi comunidad (comunidad de base, círculo de estudio, parroquia, congregación…) el tema del pluralismo religioso. Organizar un cursillo, taller, ciclo de reuniones de estudio… o incluso una serie de charlas públicas. Estudiar el macroecumenismo y el diálogo religioso. Revisar la bibliografía sobre diálogo y pluralismo religioso que ofrece esta Agenda y ver cuál de esos libros podemos leer/estudiar.

-Ser capaz de orar en un templo de otra confesión, de rezar una oración de otra religión.

-Elegir una religión (grande o pequeña) que me es desconocida, y dedicar mi lectura particular, durante unos meses, a conocerla intelectual y cordialmente. Contactar personas de esa religión, entablar una relación de diálogo o de trabajo (alguna actividad conjunta) y cultivar su amistad.

-Cultivar una actitud de respeto y veneración hacia las demás religiones. No pensarlas ya nunca como espacios “vacíos de salvación”. Eliminar de nuestro diccionario existencial palabras y conceptos como “paganismo”, “religiones naturales”… Hacer un esfuerzo por erradicar de nosotros (incluso en nuestra oración personal y en la oración litúrgica) toda forma de hablar que ignore la existencia de otras religiones, otras formas de ver a Dios, otras expresiones del sentido de la existencia humana… Entrar decididamente a sentirse miembro de una comunidad humana universal, abierta, que tiene en cuenta el pluralismo religioso y lo valora positivamente, que busca la comunión de todos los seres humanos con Dios pero sin destruir todos esos caminos por los que Dios y los humanos se han comunicado a lo largo de milenios.

-Contemplar a Dios, cada vez más como “el Dios de todos los nombres”, el Dios que ha salido al encuentro de todos los pueblos y que se encuentra con todos los humanos a través de las religiones de los pueblos.

-Convertirme al Amor y al Dios Padre-Madre universal, asumiendo mi identidad de hijo/a de Dios y hermano/a de todos mis hermanos y hermanas humanos, antes y por encima de toda identidad de mi pertenencia a una religión concreta.

-Entender mi Misión (cristiana o de cualquier otra religión) como servicio la Utopía del proyecto de Dios, lo que los cristianos llaman/llamamos “Reinado de Dios”.

-Valorar positivamente todas las religiones. Aceptar sinceramente su multiplicidad, no como un lamentable “pluralismo de hecho”, sino como un pluralismo positivamente querido por Dios, “pluralismo de derecho”, de derecho divino.

-Estar convencido de que todas las religiones son “verdaderas”, tienen su Verdad, son caminos por los que Dios sale al encuentro; y de que son también todas humanas, y por eso limitadas y relativas, incompletas y con pecados históricos que las condicionan.

-Renunciar a todo afán de proselitismo. Querer que los hindúes sean buenos hindúes, los musulmanes buenos musulmanes, los cristianos buenos cristianos… y que todo hombre y mujer sea santo en el camino religioso por el que Dios le ha salido al encuentro. Respetar profundamente a los que con sinceridad dicen que no encuentran a Dios.

b) Para una práctica del diálogo religioso

-Hacer un elenco de las presencias de otras comunidades religiosas que se dan en nuestro entorno barrial, en la ciudad, en las ciudades cercanas.

-Hacer que mi comunidad tome la iniciativa de ”salir al encuentro” e ir a visitar alguna comunidad o institución de otra religión.

-Entrar de vez en cuando en algún templo de otra religión, y participar en alguna de sus celebraciones.

-Reconocer en la práctica que hay otros Libros Sagrados: conocerlos, leerlos, acogerlos, meditarlos, utilizarlos también en nuestras celebraciones…

-En los primeros días de enero visitar a las demás ramas de la familia cristiana y tratar de celebrar conjuntamente la “semana de la unidad de los cristianos”.

-Establecer relaciones (personales, grupales, comunitarias) con personas, grupos, comunidades, entidades… de otras religiones. Esforzarse por que estas relaciones se establezcan y sean positivas en los ambientes donde me muevo.

-Organizar desde mi comunidad de religión, una campaña de diálogo inter-religioso: proponerlo primero a las instancias y grupos competentes, programar entre todos visitas, diálogos, mesas redondas, actividades sociales de apoyo a grupos necesitados… Intentar llegar a hacer alguna vez alguna celebración inter-religiosa, que en el futuro pueda convertirse en periódica.

-Tomar los textos sobre PR de esta misma Agenda y hacer varias sesiones de estudio con ellos.

-Tomar el tema del PR como tema de estudio en mi comunidad de religión.

-Formar parte de comisiones y organismos o iniciativas ecuménicas, multirreligiosas, y ser en ellas decidido partidario del diálogo y de la aceptación del pluralismo. Conectar con las iniciativas internacionales de diálogo y cooperación interreligiosa (ver tales iniciativas en esta misma Agenda).

-Hacer que se asuma el tema en el grupo líder de la comunidad humana en que me muevo (barrio, centro de estudio, asociación o movimiento, comunidad cristiana, parroquia, congregación evangélica, comunidad educativa, círculo de amigos…) e incentivar que se programen acciones a este respecto.

-Estar suscrito individual o colectivamente a alguna revista que toque el tema del diálogo y del pluralismo, en el nivel o enfoque que mejor se nos adecue.

-Practicar la “inreligionación”: acercarse seriamente a la experiencia religiosa de otras religiones, tratar de propiciar en nosotros mismos un conocimiento experiencial profundo de otra religión, principalmente la que esté más cercana en el ambiente en el que nos movemos, o bien de las grandes religiones de Asia.

-Entablar lo que se llama un “diálogo de vida” entre comunidades de distinta religión: diálogo que consiste en la realización conjunta de acciones de defensa de la vida, de mejora de la calidad de vida en el barrio, de atención a los más necesitados de nuestra comunidad humana sin distinción de religión…

c) Para una práctica de lucha por la Paz

-Hacer habitualmente en nuestra comunidad o grupo humano análisis de coyuntura de la situación mundial, continental y nacional.

-Reflexionar sobre la nueva coyuntura mundial en la que, a las agravadas injusticias tradicionales se añade ahora una nueva conciencia de las tensiones culturales y religiosas.

-Conectar con asociaciones que tienen preocupaciones pacifistas en nuestra ciudad o región.

-Participar en campañas y asociarse a instituciones contra la tortura, por la defensa de los derechos humanos, por la defensa de la naturaleza, por el establecimiento del Tribunal Penal Internacional, por la firma y puesta en marcha del protocolo de Kioto…

-Organizar en mi comunidad, grupo, barrio… una semana de reflexión-acción por la Paz

-Ser decidida y explícitamente antiimperialista, y militar a favor de la democratización del mundo con una actitud siempre en defensa de los que son excluidos, marginados o sometidos a cualquier forma de injusticia.

-No desligar el tema del diálogo religioso del tema de la paz y de la justicia, y poner la opción por el Dios de los pobres como la brújula de nuestra posición en el diálogo.




ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO 
Memorial de la Zona Cero, Nueva York
Viernes 25 de septiembre de 2015


¡Oh Dios de amor, compasión y salvación!
¡Míranos, gente de diferentes creencias y tradiciones,
reunidos hoy en este lugar,
escenario de violencia y dolor increíbles.

Te pedimos que por tu bondad
concedas la luz y la paz eternas
a todos los que murieron aquí—
a los que heroicamente acudieron los primeros,
nuestros bomberos, policías,
servicios de emergencia y las autoridades del puerto,
y a todos los hombres y mujeres inocentes
que fueron víctimas de esta tragedia
simplemente porque vinieron aquí 
para cumplir con su deber
el 11 de septiembre de 2001.

Te pedimos que tengas compasión
y alivies las penas de aquellos que,
por estar presentes aquí ese día,
hoy están heridos o enfermos.
Alivia también el dolor de las familias 
que todavía sufren y de todos 
los que han perdido a sus seres queridos 
en esta tragedia.
Dales fortaleza para seguir viviendo 
con valentía y esperanza.

También tenemos presentes
a cuantos murieron, 
resultaron heridos o sufrieron pérdidas
ese mismo día en el Pentágono y 
en Shanskville, Pennsylvania.
Nuestros corazones se unen a los suyos,
mientras nuestras oraciones abrazan 
su dolor y sufrimiento.

Dios de la paz, concede tu paz 
a nuestro violento mundo:
paz en los corazones de todos los hombres y mujeres
y paz entre las naciones de la tierra.
Lleva por tu senda del amor
a aquellos cuyas mentes y corazones
están nublados por el odio.

Dios de comprensión,
abrumados por la magnitud de esta tragedia,
buscamos tu luz y tu guía
cuando nos enfrentamos con hechos 
tan terribles como éste.
Haz que aquellos cuyas vidas fueron salvadas
vivan de manera que las vidas perdidas aquí
no lo hayan sido en vano.

Confórtanos y consuélanos,
fortalécenos en la esperanza,
y danos la sabiduría y el coraje
para trabajar incansablemente por un mundo
en el que la verdadera paz y el amor
reinen entre las naciones y en los corazones de todos.


Enséñame a conocer tu voluntad
Del cristianismo, 
Tomás de Kempis 

Concédeme, oh Señor,
saber lo que debo saber,
amar lo que debo amar,
alabar lo que más te deleita,
valorar lo que es valioso a tus ojos,
odiar lo que es ofensivo para Ti.
No permitas que juzgue
según lo que ven mis ojos,
ni dictar sentencia según lo que oyen
los oídos de los ignorantes;
llévame a discernir con juicio veraz
entre las cosas visibles y las espirituales,
y sobre todas las cosas a conocer
lo que más place a tu voluntad.

¡Guárdanos, Señor!
Judaísmo, Servicio diario 


Haz, Padre nuestro,
que nos acostemos en paz,
y nos levantemos de nuevo
para disfrutar la vida.

Extiende sobre nosotros
el abrigo de tu paz,
guíanos con tu buen consejo
y sálvanos por tu nombre.

Sé nuestro escudo
para rechazar a todo enemigo,
enfermedad, violencia,
hambre y tristeza.

Protégenos en la sombra de tus alas,
pues Tú eres Dios
que nos guarda y protege,
soberano de misericordia y compasión.
Protégenos cuando salimos
y cuando entramos,
para disfrutar de la vida y la paz
ahora y siempre, y extiende
sobre nosotros el abrigo de tu paz.

Bendito sea el Señor,
que extiende el abrigo de la paz
sobre nosotros, sobre su pueblo Israel,
y sobre todo el mundo.

En Ti busco refugio
Del islam Atribuido a Alí, 
yerno de Muhammad 

Oh Dios,
busco refugio en Ti,
para no ser como el siervo que,
arrepentido de manera indigna,
aun teniendo conocimiento de tus misterios,
vuelve a su transgresión y su pecado.
Haz que mi penitencia baste
para que no necesite otra,
aparte de mí las secuelas del pecado
y me mantenga protegido.

Oh Dios mío,
ante Ti reconozco mi ignorancia
y que no tengo nada sino mi mal hacer
con lo que presentarme a Ti.
En tu paciencia, albérgame
en el refugio de tu misericordia y
escóndeme graciosamente
tras la cortina de tu perdón.

Oh Dios mío,
me arrepiento ante Ti de todo aquello que,
en los pensamientos de mi corazón,
en la vista de mis ojos,
en las palabras de mi boca,
contravenga tu voluntad
o se aparte de tu amor.

Oh Dios,
ten misericordia de mí, solo como estoy.
En tus manos y temeroso de Ti,
mi corazón está angustiado y
por ese temor me siento inquieto.
Mis transgresiones, oh Dios, me han llevado
cerca de la satisfacción al perderte.
Si tuviera que guardar silencio
nadie hablaría por mí y
si tuviera que tratar de interceder,
no tengo permiso ni medios.

Derrama tu misericordia
para recogerme plenamente en ella
y esconderme en la Gloria de tu velo.
Haz conmigo como con aquel siervo indigno
que clamaba y se le concedió misericordia
o como aquel rico que oyó la súplica
del hombre pobre y le ayudó.
Pues, oh Dios mío,
no tengo defensor ante Ti:
que tu poder sea mi defensa
y tu bondad mi intercesora.
Mis pecados me han hecho tener miedo:
que tu perdón me tranquilice.

Tú me pediste amor
Del Hinduismo, Dadudayal 


Tú me pediste amor, pureza y verdad;
pero yo fui envidioso, pecador y falso.
¡Oh Misericordioso, muéstrame misericordia!
Pues si Tú me rechazas, ¡no podré salvarme!
Más aún, reconozco mi derrota:
actúa conmigo según te plazca.
Perdona si quieres o, si prefieres,
azota a tu novia equivocada.
¡Ay! Para tu culto no ofrecí mi cabeza:
¡qué he hecho!
No he bebido el néctar de tu amor,
ni con tu tintura teñí mi corazón.
No canté tus alabanzas con mis labios,
ni he realizado nada en tu servicio.
Sólo las penas quedan para reír mi desgracia.
Perseguí mis deseos,
pues no había encontrado a mi Amante y Señor:
y ahora no hay salud en mí.
En Ti está mi única esperanza.
Nadie más puede aliviar mi alma inquieta.


¿De qué color es la piel de Dios?

...debemos aprender, para el porvenir,

todos como hijos de Dios vivir.


VER+:

Reivindicación de una ética mundial


—no habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones;

—no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones;

—no habrá diálogo entre las religiones sin estándares éticos globales;

—no habrá supervivencia en paz y justicia en nuestro mundo global sin un nuevo paradigma de las relaciones internacionales, fundado en estándares éticos globales».  Hans Küng

BIENAVENTURANZAS DEL 

DIÁLOGO RELIGIOSO


¡Ay de vosotros, teólogos y académicos, que despreciáis lo que otros dicen porque lo consideráis embarazoso o no suficientemente “científico”!
¡Ay de vosotros, profesionales de las religiones, sino escucháis el grito de los pequeños!
¡Ay de vosotras, autoridades religiosas, porque impedís el cambio y la (re)conversión!
¡Ay de vosotros, gente religiosa, porque monopolizáis la religión y sofocáis el Espíritu, que sopla donde quiere y como quiere!

R. Panikkar