EL Rincón de Yanka: LA CONJURA SILENCIADA CONTRA ESPAÑA

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miércoles, 7 de diciembre de 2016

LA CONJURA SILENCIADA CONTRA ESPAÑA




“No hay nada más español que decir que no lo eres”. Amando de Miguel

En este ensayo histórico animado, su autor, Alberto G. Ibáñez, hace un repaso de la historia de España, centrándose en los últimos 500 años, y analizando minuciosamente cada uno de los hechos que han llevado a nuestro país al momento de crisis política, económica, de valores y existencial en el que nos encontramos.

El autor, tras una exhaustiva investigación que incluye más de 180 referencias bibliográficas, analiza hechos históricos de gran trascendencia para el devenir actual. Y todo desde un punto de vista irónico, incisivo, que convierten el relato en una lectura amena y divertida. Además, compara estos hechos con otros que han ocurrido en países vecinos, analizando cómo lo resolvieron ellos y cómo sus habitantes los asumieron.

Para Alberto G. Ibáñez es fundamental “seguir mirando a nuestro pasado y ver cómo nos hemos venido haciendo, o cómo nos han venido haciendo otros, a lo largo de los tiempos”.

El libro se enmarca dentro del método histórico crítico, utilizado por autores como Jovellanos, en palabras del autor “Un revisionismo crítico constante que demanda una historia abierta a descubrir nuevas perspectivas capaces de cuestionar viejos mitos que han pasado (hasta tiempos recientes) por verdades reveladas”.

Como afirma el autor en la introducción de la obra, el objetivo que propone con este libro es:

“(…) deshacer entuertos, destapar mentiras, denunciar campañas de desinformación, y recuperar hechos escondidos o no suficientemente bien explicados. Valorar ecuánimemente nuestros logros (ocultos) y matizar sensatamente nuestros defectos y fracasos.”

Es decir, hacer lo que proponía Gregorio Marañón:“Hay una forma de reivindicar que no es cambiar, por arbitraria prestidigitación, el insulto en aplauso, sino tratar de reducir inteligentemente la figura que nos quieren hacer pasar por demoníaca a sus proporciones de hombre”.

Fue Joaquín Bartrina, poeta catalán de la segunda mitad del siglo XIX, quien mejor cifró nuestro legendario furor autocrítico en aquellos versos memorables: "Oyendo hablar a un hombre, fácil es / acertar dónde vio la luz del sol; / si os alaba Inglaterra, será inglés, / si os habla mal de Prusia, es un francés, / y si habla mal de España, es español". Y un siglo después otro poeta también catalán, Jaime Gil de Biedma, corroboraría con desoladora expresividad el pesimismo patriótico hispano con otros versos no menos célebres: "De todas las historias de la Historia / sin duda la más triste es la de España,/ porque termina mal. Como si el hombre, / harto ya de luchar con sus demonios, /decidiese encargarles el gobierno / y la administración de su pobreza". 

Hay un proverbio que dice: “Si no sabes dónde vas, al menos debes saber de dónde vienes”. La verdad es que yo vivía en un incómodo sueño indolente e ignorante, como creo que siguen viviendo la mayoría de los españoles, en el que aceptaba a regañadientes, pero sin demasiada resistencia, que España “era naturalmente diferente” al resto de países europeos, que no podíamos sentirnos orgullosos de nuestra Historia porque habíamos sido muy malos y contábamos con un pasado poco honorable, lo que motivaba y hasta justificaba que muchos pretendieran dejar de ser españoles.

Pero un día entré en una librería de viejo y escuche a un señor defender con pasión que nuestra leyenda negra y el resto de nuestra mala fama eran absolutamente exageradas, fruto más bien de una artera manipulación hábilmente diseñada y ejecutada durante siglos por algunas potencias extranjeras que competían con nosotros por el dominio del mundo. Nunca volví a verle, pero a partir de ahí decidí investigar por mi cuenta y aquí tienen el resultado de más de cuatro años de trabajo, que incluye la visita a dos archivos poco frecuentados, donde confirmo con pruebas abrumadoras que “nos han robado nuestra verdadera Historia”.

El nacionalismo-separatista tiene tres características: es ingenuo, egoísta y traidor. Existe un célebre adagio que dice: divide y vencerás. Los nacionalistas han sido los grandes cómplices ingenuos de la política de debilitamiento de España, que tanto convenía a otras naciones y tan poco a ellos mismos. Cuando España era un gran imperio, nadie quería abandonar el barco porque todos se aprovechaban. Cuando sobreviene algún tipo de crisis o zozobra, ya se sabe qué animales son los primeros en pretender saltar en marcha. Detrás del nacionalismo no hay razones históricas sino simplemente económicas: fíjese que solo las regiones ricas (aunque lo hayan sido gracias al esfuerzo del resto) pretenden separarse del conjunto, nunca las pobres, por muy pasado glorioso que atesoren.

Pero es que, además, los nacionalistas fueron los grandes traidores a la República, algo que nuestra izquierda nacional, que practica con curiosa asiduidad una memoria selectiva o por barrios, pronto olvidó, hasta el punto de que no tiene remilgos en pactar gobiernos con derechas separatistas pero no así con la derecha española. Lo curioso es que 80 años después, el nacionalismo ha vuelto a hacer lo mismo: traicionar los pactos de la Constitución de 1978 (en la que todos cedieron, los que más los centralistas) que trajeron de nuevo la democracia, y aprovechar la crisis económica para empujar a España al abismo. Lo más sorprendente es que no se den cuenta de que en este barco siguen navegando ellos. Pensar que cuanto peor le vaya a España, mejor les irá a los independentistas es de una enorme ingenuidad, egoísmo y traición. Como demuestra el deporte, juntos somos más fuertes.